
muchas veces marginadas,
vagamente cuestionadas,
y dejadas de lado.
temidas:albergadas en un rincón,
nauseabundas,
frías,
vulgares.
aquellas a las que pánico les tenemos
y tratando de escondernos detrás de un árbol
nos encontramos siempre.
finjimos múltiples estados antes de admitirla:
reconocerla.
patéticos nos vemos finjiendo no poseerla;
sin embargo,
seres ignorantes somos,
sin saber que es de ahí
de donde nuestro ser se renueva,
busca su refugio;
dura poco,
mucho,
maso menos.
nos des- contractura los huesos volviéndolos a ubicar.
nos lava como borrándonos los pecados que vienen en cada vertebra enganchados.
es un trance que debemos disfrutar,
acunarla cuanto tiempo dure.
no hablo de sentarla al lado de nuestras camas y dejarla para toda la vida,
no hablo del vicio
solo del disfrute,
como cuando exprimís una naranja
y pones fuerza en el puño
y al rato estas tomándote el jugo ahí sentado
lo disfrutas,
hablo de eso.
tampoco es un de un acto violento, no caigamos en el paboteo,
no matemos a esas pobres naranjas
pero a la vez es una angustia fuerte,
consistente
que tenga peso ,
que nos derrita la piel,
y después nos moldee como esculturas de arcilla:
-esculturas de angustia.
lienzo frescos
esperando la próxima pincelada.
es catarsis interior que el cuerpo necesita.
explotar, sangrar y renovar
reconstruir.
aprovechar el momento como disparador del cambio.
saber manejar las emociones y dejarse llevar
como el jugo.
2 comentarios:
desde ahí venimos no?, somo jugo de naranja recien exprimido, frente a un ojo, o frente al paisaje ke siempre entra en vos...
fuí angustia millones de veces, y se difruta como el dolor, y como el amor..
es bella, todos tienen su parte de belleza
Cuánta tristeza la de estos días, no Yami? Quizás tanta tristeza como incertidumbre.
Besos.
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